lunes, 20 de abril de 2015

HACERSE HOMBRE: ALGUNAS REFLEXIONES DESDE LAS MASCULINIDADES (Ernesto VASQUEZ DEL AGUILA)

RESUMEN:
La interacción social entre mujeres y varones configura esta dimensión relacional de género a partir de la cual se originan las identidades de género, que se perciben como femeninas o masculinas, generándose atribuciones y expectativas sociales y culturales de desempeño de papeles o roles de género.
Lamas (2000) dice que  tiene un doble juego, por un lado interpretamos el mundo y por otro constreñimos nuestra vida, en una simbolización cultural de la realidad, que permea nuestra percepción de lo social, lo político, lo religioso y lo cotidiano.
El género se constituye en una realidad objetiva y subjetiva en la vida de los sujetos. Esta realidad no requiere justificación para tener existencia en la vida social pues se mantiene por estructuras sociales y culturales así como por ideologías inscritas en los cuerpos y en las mentes de las personas. Esta realidad inobjetable, es elaborada y reelaborada continuamente en base a experiencias y significados que provienen del lenguaje, la cultura, y las relaciones sociales de las que forman parte. Decir que el género es un proceso social significa que no es algo dado ni acabado sino que necesita de tiempo para su conformación a lo largo del ciclo de vida de los sujetos, en la que los resultados pueden ser diferentes y diferir de los modelos hegemónicos o dominantes.
A  partir de diferencias biológicas de los sexos se han construido diferencias culturales para cada uno, nos relaciona con este sistema sexo género, y la estructura de poder de nuestras sociedades, en la que la supremacía del varón se logra a través de la internalización de ciertos roles y significados, y de la negación y represión de las mujeres, hombres gay, minorías raciales Todo esto nos remite al ejercicio de poder de los varones sobre las mujeres y de algunos hombres sobre otros hombres.
Existe la pluralidad y jerarquías entre versiones de ser hombre. La pluralidad en las masculinidades que  nos muestra que hay muchas formas de ser hombre, lo cual varía entre culturas y sociedades, pero también dentro de un mismo grupo humano. Estas variaciones se dan en función de variables como la raza/etnicidad, clase social, orientación sexual, estatus migratorio, edad, entre otras. Al mismo tiempo, en todo grupo humano siempre hay versiones de masculinidad más valoradas que otras. Estas versiones están jerarquizadas en torno a expectativas sociales que configuran versiones “exitosas” y “fallidas” de masculinidad. Diversas instituciones como la religión, la familia o la escuela, y actores como padres y madres, profesores o amigas, incentivan ciertas representaciones de masculinidad mientras que inhiben o prohíben otras versiones consideradas  menos masculinas.
 El camino a hacerse hombre
Las representaciones sociales de la identidad de género y de la identidad sexual empiezan a ser internalizadas con las vivencias más tempranas de la niñez, en un proceso continuo a lo largo de toda la vida de los sujetos, por lo que los contenidos que se interioricen de los agentes de socialización estarán en constante conformación  y recreación a lo largo de todo el ciclo vital. Discursos sobre ser hombre impartidos por miembros de la familia se superponen y muchas veces entran en conflicto con los impartidos en espacios como la escuela o el grupo de pares.
Mediante la actuación, los sujetos actualizan los modelos culturales de ser varón o mujer, y dan realidad a las identidades de género. Otro aspecto importante en la constitución de la identidad masculina es la socialización en patrones de intimidad. El comando social esta  instaurado en diferentes contextos culturales para que los varones no expresen emociones consideradas femeninas como el miedo o la duda, ni ciertas formas de intimidad con otros varones que podrían poner en duda su heterosexualidad.
Los varones aprenden que la amistad con mujeres es imposible debido al supuesto irrefrenable impulso sexual masculino. Igualmente, las relaciones interpersonales de los varones que se restringen a encuentros sociales donde poco se habla o comparte de experiencias vividas, y los lazos entre varones son de escasa intimidad.
De este modo, no hay  intercambios de experiencias interpersonales entre el hombre y la mujer sino del logro de imperativos como la demostración de fuerza física o la intensa actividad sexual. Este modelo de masculinidad que ocupa la posición privilegiada en un modelo dado de relaciones de género es un proceso que implica cuatro dimensiones:
HEGEMONIA: Es  un momento histórico dado, una forma de masculinidad se acepta como el comportamiento socialmente valorado por sobre las otras.
SUBORDINACION: Es la que las masculinidades heterosexuales oprimen y convierten en ilegítimas y repudiadas las masculinidades homosexuales.
COMPLICIDAD: Al no poder cumplir todos los varones con los imperativos del modelo hegemónico, se establecen “alianzas” entre ellos para sostener la subordinación de la mujer.
 MARGINACIÓN: En la que se cruzan otros aspectos como clase social o raza para producir la exclusión de grupos como minorías raciales o migrantes indocumentados.

LA CASA Y LA CALLE EN LOS PROCESOS DE HACERSE HOMBRE
En el ámbito doméstico donde el varón desempeña roles y relaciones diferenciadas nos permite acceder no sólo al proceso de configuración de muchas de las representaciones de la masculinidad, sino que también nos posibilita analizar la forma en que se afirman o cuestionan las bases de la identidad masculina, especialmente  en lo referido a la sexualidad. El espacio doméstico provee los primeros mensajes de masculinidad y sexualidad y es ahí donde se sientan las bases para la constitución de las identidades de los sujetos.
El universo doméstico o de la casa nos remite a un mundo de jerarquías naturalmente  instauradas en base a reglas de parentesco, sexo y edad. En la casa hay un mayor control de las relaciones sociales, mayor intimidad y menor distancia social. La casa es el espacio de la familia, donde los integrantes se perciben como “mi gente”, los “míos”, otorgando una identidad al grupo familiar.
En este espacio de socialización familiar el niño empieza su proceso de “hacerse hombre”. En este escenario aprenderá que tendrá que resolver la primera contradicción  de ser hombre: que ser hombre es algo “natural”, pero que al mismo tiempo tiene que obtenerse en torno a pruebas e ideales de actuación. De hecho, en todos los hogares se transmiten una serie de mensajes y pautas de cómo se espera sea un hombre.
La importancia mayor del colegio en la constitución de representaciones sobre sexualidad y masculinidad son, por retomar el segundo grupo y escenario, sin duda, las y los compañeros de clase. En este sentido, el colegio para algunos entrevistados es una prolongación de los espacios de amistad que tienen con pares del barrio, y para otros, aquellos que no tenían un grupo de pares en el barrio, se convierte en el primer espacio de interacción y creación de un grupo de amigos, con los que en última instancia se comparte el proceso de construir su masculinidad y sexualidad, lejos de los socializadores mayores.


El grupo de pares y los rituales de la masculinidad
Por lo general el grupo de pares está conformado por un grupo de amigos del mismo rango etáreo y posibilita el inicio de relaciones más democráticas que las relaciones entre padres e hijos. Estas relaciones están basadas en amistad y empatía más igualitarias, con interacciones entre los sujetos en los que se pueden sopesar y cuestionar las reglas de conducta “naturalizadas” en el espacio familiar. La importancia  del grupo de pares en las sociedades occidentales modernas en la formación y comportamiento de los niños y adolescentes varones al separarlos del ámbito familiar, radica en introducirlos de lleno en los ámbitos masculinos por excelencia, la calle y el espacio público.
Es, además, en el grupo de pares donde se consolidan los límites y fronteras de la identidad masculina, a través de la actualización de gestos rituales de masculinidad y sexualidad, que funcionan como modelos ritualizados, ambiguos, arbitrarios, repetitivos y socialmente provocados, y que buscan configurar este orden social a través del pasaje obligatorio de adolescentes y jóvenes por ciertas pruebas que aseguren su pertenencia al grupo.
 Por ejemplo: el consumo de alcohol y la primera experiencia de “borrachera” es un ritual muy común para adolescentes en su viaje a convertirse en varones. Los varones participan en una cultura de beber alcohol que premia a los que saben tomar “como hombres” y censura a los que fallan. Por otro lado, en cuanto a la fortaleza física, lo más importante es sobresalir en deportes considerados masculinos como el fútbol donde la expectativa no es ser un experto en deportes, sino participar activamente en ellos sin dar muestras de temor por la rudeza del juego.

DISCURSOS EMERGENTES SOBRE MASCULINIDAD
Los medios de comunicación, principalmente la televisión e Internet facilitan la transformación de relaciones sociales, discursos y prácticas. Niños, adolescentes y jóvenes de sociedades urbanas invierten un tiempo considerable consumiendo estos medios, los cuales ofrecen un espacio privilegiado para analizar la conformación de sus identidades modernas. Los medios de comunicación producen y reproducen modelos de masculinidad que, en algunos casos, puede reforzar los discursos hegemónicos  y, en otros, cuestionar estos ideales de actuación ofreciendo modelos y mensajes alternativos de masculinidad. De hecho, algunos aspectos de la estética masculina se reconfiguran ante una creciente presión social y de consumo de medios  por “verse bien”, y lo que antes se consideraba poco masculino en el arreglo personal es hoy una constante que no cuestiona las identidades de los hombres. La autoimagen masculina para el cortejo y la conquista de parejas sexuales sufre un desplazamiento de imágenes de varones exentos de exigencias de cuidado estético, hacia varones preocupados por una imagen más cercana a la “metrosexualidad”.




GLOSARIO:
COMANDO SOCIAL: Grupo de personas que pertenecen a una organización de lucha contra el sistema establecido y realiza atentados.
IMPERATIVOS: Que supone una exigencia, orden o mandato.
IRREFRENABLE: Que no puede ser refrenado, contenido o reprimido.
MASCULINIDAD: es la construcción cultural de género que designa el rol de los varones en la sociedad.
ETÁREO: Es una agrupación basada en la edad.
Son clasificaciones arbitrarias donde se define el rango de edad según las necesidades de la información que se muestra.
METROSEXUALIDAD: Mes un adjetivo que hace referencia al hombre  que se preocupa por su imagen y que tiene ciertos gustos y costumbres generalmente asociados a la mujer (por ejemplo, la utilización de cosméticos, el gasto excesivo en ropa o el apego por las cirugías estéticas).







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